Segunda y tercera foto

    En la segunda foto se aprecia un gran acúmulo de placa y sarro rodeando todos los dientes de la boca. La inflamación es más que evidente al igual que la destrucción de la encías, que han perdido completamente su estética, y se aprecia como los dientes empiezan a separarse debido a la pérdida de hueso. Llegados a este punto, la mayoría de daños que la infección causa no son reversibles, es decir, podemos limpiar la boca y limitar los daños que se producirán pero no podremos, en la gran mayoría de casos, devolver la boca a su estado original. Esto se aprecia claramente en la tercera foto donde, independientemente que no exista suciedad porque ya ha sido tratada,  distinguimos las separaciones y daños dentarios, la desestructuración de la anatomía gingival y la pérdida de hueso. Esto da la sensación de dientes largos, separados y amarillos, debido a la exposición de las raíces.

   Este estadio corresponde a la periodontitis, popularmente conocida como piorrea, y se trata eliminando las bacterias y el sarro que se acumulan en las raíces, por debajo de las encías, mediante raspado y alisado radicular. En función de lo avanzado que esté la enfermedad recurriremos a antibióticos y colutorios especiales para reducir en una primera etapa del tratamiento  la carga bacteriana.

El principal problema de la periodontitis es que es una enfermedad crónica, es decir, dura toda la vida, y  pasará por dos fases: cronificación y reactivación. La etapa de cronificación corresponde a un periodo de latencia donde no se producen daños al periodonto, mientras que durante la reactivación sí . Es vital evitar que se produzcan estas temidas fases de reactivación cepillando concienzudamente la boca en casa y visitando al dentista periódicamente.