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El fotoenvejecimiento es un proceso caracterizado por la aparición prematura de lesiones en la piel como arrugas finas y profundas, sequedad, flacidez y aspereza de la piel, así como microvárices y cambios pigmentarios (lentigo solar).
Los principales signos del fotoenvejecimiento son la aparición de arrugas prematuras, flacidez y manchas en las zonas que más se exponen al sol (cara, cuello, escote y antebrazos).
Esta afección comienza desde temprana edad, normalmente cuando no se toman precauciones ante la exposición solar. Envejecer es inevitable, pero en la actualidad se puede retrasar este proceso si se toman medidas a tiempo.
¿Cuáles son las causas de su aparición?
La exposición excesiva al sol, incluso el reflejo de éste, o el uso de camas solares, ocasionan el envejecimiento prematuro de nuestra piel. Esto es debido a que la luz solar posee rayos ultravioleta (rayos UVA y UVB) que penetran las capas de la piel y pueden causan daños como arrugas, infecciones, envejecimiento prematuro y cáncer de piel.
Consejos para una correcta fotoprotección:
Consumir una dieta rica en antioxidantes:
Que refuerzan las defensas naturales de nuestra piel. Los antioxidantes están en frutas y verduras con vitamina E y C.
Utilizar fotoprotectores:
Que sirvan frente a la radiación UVA, UVB e IR-A (infrarrojo). Aunque depende del tipo de piel, es mejor preferir los que tengan un factor de protección mayor a 30, aplicarlos media hora antes de tomar el sol y reaplicar cada dos horas y tras el baño.
Evitar la exposición solar en las horas centrales del día:
Los rayos solares son más fuertes y perjudiciales entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde.
Proteger el cuerpo y la cabeza con ropa holgada y un sombrero
Se deben resguardar aquellas zonas del cuerpo que se suelen olvidar y que también sufren los efectos nocivos de la radiación solar, como los pies y las orejas.
Evitar los daños oculares:
utilizar gafas de sol con protección del 100% frente a los rayos UV.
Protegerse todo el año. Aunque en verano hay más horas de luz y aumentan los niveles de radiación solar, los efectos del sol están presentes los 365 días del año, incluso en invierno, cuando hay menos luz solar o está nublado. Hay que protegerse siempre.
Evitar la exposición solar en las horas centrales del día:
Los rayos solares son más fuertes y perjudiciales entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde.
Proteger el cuerpo y la cabeza con ropa holgada y un sombrero
Se deben resguardar aquellas zonas del cuerpo que se suelen olvidar y que también sufren los efectos nocivos de la radiación solar, como los pies y las orejas.
Evitar los daños oculares:
utilizar gafas de sol con protección del 100% frente a los rayos UV.
Protegerse todo el año. Aunque en verano hay más horas de luz y aumentan los niveles de radiación solar, los efectos del sol están presentes los 365 días del año, incluso en invierno, cuando hay menos luz solar o está nublado. Hay que protegerse siempre.